Los italianos y su amor por la pasta
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Como todo en la vida, nunca se puede generalizar ni se puede ir por el mundo etiquetando a la gente por sus hábitos, costumbres o forma de alimentarse. Sin embargo, existen países cuya gastronomía es tan arraigada que se convierte en el sello principal para identificar a su gente. Como es el caso de los italianos y su amor por la pasta.
Antes de conocer Italia, siempre que imaginaba ese país se me venía a la mente las pastas o las pizzas, pero no sabía hasta que punto aquella relación podría ser tan real. Fue recién cuando recorrí una parte de Italia (en el año 2005) que confirmé que casi todos los restaurantes, entre Milán y Roma, ofrecían en sus menús platos hechos a base de pasta.
Claro que preparados en distintas texturas, colores y sabores. Y es que el gran detalle de este delicioso ingrediente que identifica a todos los italianos radica precisamente ahí, en la variedad.
Entre algunas pastas italianas que podemos mencionar tenemos: el spaghetti, el pene, el pusilli, la lasagna, el rigatoni, el tagliatelle, el linguine, el fettuccine, el farfalle, el ravioli, el tortellini, etc.
¿Los italianos comen pasta todos los días?
La respuesta inmediata es NO. Los italianos comen pasta CASI todos los días pero NO todos… pues cuando no comen pasta… comen pizza, arroz, pescado, carnes o verduras. No debemos olvidar que Italia tiene una dieta mediterránea variada. Rica en pescados y mariscos; aves y carnes; frutas y verduras, pero así es su cultura gastronómica.
Además, la mayoría de italianos no están gordos ni mucho menos, porque son saludables y comen dentro de sus horarios. No exageran con las salsas, ni acompañan la pasta con el pan u otros ingredientes que suman calorías y sí engordan. Para ellos la cocina es todo un ritual, son más caseros y adoran preparar sus alimentos en base a ingredientes frescos.
Una vez tuve la oportunidad de conocer a un muchacho italiano que comía pasta todos los días de su vida (sin exagerar), sobretodo en la cena. Eso sí, la pasta tenía que estar hecha “al dente” (es decir en su punto ideal de cocción) y siempre estaba acompañada de distintas salsas como la carbonara, la boloñesa o el pesto. Pero… el gran detalle que pude apreciar en este chico a la hora de cocinar, era que él mismo preparaba las salsas con verduras y especias frescas y no con salsas de tarro o bote, como muchos de nosotros hacemos.
Además, casi nunca añadía carnes o bacon a sus salsas. Es más, a veces los espaguetis se los comía sin salsa, y sólo los aliñaba con un chorrito de aceite de oliva y un poco de queso que el mismo rayaba. Eso sí este italiano comía pasta todos los días de su vida pero estaba sano y esbelto. Curioso… pero muy cierto!!!
Texto y fotografía: Libia CV