Rincones escondidos en Londres
El último fin de semana estuve nuevamente por Londres, aprovechando que vivo relativamente cerca a la capital británica (exactamente a una hora en tren), a unos pocos kilómetros de la ciudad de Cambridge.
En esta ocasión, y después de consultar algunos artículos en Internet, decidí que para variar un poco visitaría “10 de los rincones escondidos de Londres“. Es decir, 10 de los lugares menos turísticos, pero no por ello menos interesantes en esta ciudad (al menos eso ponía en los artículos).
El caso es que al empezar a visitar algunos de estos lugares quedé bastante decepcionada con lo que encontré, así que después de ver unos cuantos, decidí no continuar con la lista… Y a continuación te digo por qué.
- Empecé mi recorrido con el lugar más recomendado en los artículos viajeros, que era Neal’s Yard. Se trata de un pequeño y colorido pasaje, en medio del transitado barrio de Covent Garden, que a decir verdad fue el único que me gustó de la lista.
Neal’s Yard está adornado con viviendas de distintos colores, muchas de ellas funcionando como comercios. En este pasaje podemos encontrar una tienda de productos orgánicos, una tienda de quesos, una cafetería, una pizzería, una escuela de yoga, entre otros. Honestamente, y aunque ese día llovía, sí valió la pena visitar este pequeño rincón de la ciudad pues posee un aire pintoresco y juvenil.
- Lo siguiente que fui a buscar de la lista, fue una cafetería denominada “The Attendant”. Felizmente este lugar estaba muy cerca a mi hospedaje, de lo contrario me habría dado algo de haberlo buscado por todo Londres para sólo verlo por unos segundos. La cafetería es original y única, por así decirlo.
La particularidad radica en que funciona en lo que antiguamente fueron unos baños públicos de la época victoriana. Sí, bueno, puede dar un poco de “cosas” tomarse algo en lo antiguamente fueron unos baños, pero en teoría actualmente el lugar se halla reformado y muy limpio. Eso sí, aún se mantienen como “ornamentos”, los cabezales de los baños así como azulejos blancos en las paredes y otros artículos que nos evocan el ambiente de un lavabo.
Además, tengo que decir que el lugar es muy pequeño, por no decir diminuto, (obviamente porque fueron unos servicios públicos) y para acceder al sitio hay que bajar una especie de sótano en la mitad de una calle, muy cerca a Oxford Street. Personalmente no me gustó nada el lugar. Y aunque los que atendían ahí parecían amables, pues me sonrieron nada más verme entrar, a mí no me pareció nada bonito ni muchos menos acogedor, todo lo contrario. Lo único que me gustó del lugar fue la entrada superior, nada más.
Sobre cómo sabían los cafés o los pasteles no puedo opinar, pues aparte de que en este lugar no cabía nadie más, no se me ocurrió quedarme a esperar a ser atendida.
En fin, quizá lo que a mí no me gusta a otros les parece magnífico, como dice el dicho, “sobre gustos y colores no han escrito los autores“. Ahí lo dejo…
- Lo tercero que me propuse conocer fue sin duda lo menos acertado, logrando incluso que desistiera de seguir buscando los otros 7 rincones que me quedaban. Se trata de el túnel de Leake Street, un túnel de aproximadamente 300 metros de longitud, el cual está decorado de graffitis.
El túnel está localizado bajo las vías de tren de la estación de Waterloo, y nada más verlo desde afuera oscuro y lleno de gente “un pelín rara”, se me quitaron los ánimos de entrar… y más bien quise echarme a correr… del miedo que me entró.
Y a pesar que la zona es turística, puesto que se encuentra muy cerca del London Eye, yo no recomendaría entrar a ese túnel, por lo menos si van solos y ni que decir en horas de la noche… pero si te gusta tanto el arte callejero y además llevas algo con que defenderte en la mano (en caso sea necesario), puedes hacerlo. Tú mismo 🙂
Finalmente, lo que no pensé ver (en tal cantidad) y sí pude ver en mi recorrido, fue algo que no está nada escondido, sino más bien al aire libre. Se trata de la gran cantidad de Homeless o “Personas Sin Hogar” que proliferan en la capital británica (o al menos por el centro de la ciudad).
Indagando con gente del lugar, me fui a enterar que años atrás habían aún más homeless y que gracias a las organizaciones de caridad para los “sin hogar” estos habían reducido en número en los últimos años.
Vaya por Dios, ¿habían más de los que vi?… ¡Qué desgracia!. Se me hacía un nudo en la garganta al ver tanta gente acomodando sus cartones en la noche para dormir a la intemperie; drogadictos y/o personas enfermas… pidiendo limosna.
En fin… creo que la pobreza y la miseria siempre serán aquellos problemas sociales, originados por la “desigualdad y la indiferencia” de los gobernantes, con los que lamentablemente tendremos que convivir aquí, allá y en cualquier parte del mundo. Y que al parecer, tristemente, nunca podremos erradicar por completo de nuestra sociedad.
Texto y fotografía: Libia CV